Las inseminaciones pueden ser realizadas en un ciclo espontáneo (utilizando algún método para sincronizarlas con la ovulación) o en un ciclo de estímulo ovulatorio con medicamentos que promueven la fertilidad. Esta decisión dependerá de la presencia o no de una ovulación normal y de la edad y características ginecológicas/reproductivas de la mujer.

Los porcentajes de éxito de las inseminaciones de este tipo rondan el 15% por intento, por lo que puede ser necesario realizar varias inseminaciones para lograr el embarazo. Teniendo en cuenta este porcentaje de éxito, podríamos esperar que la mayoría de las pacientes se embaracen dentro de los primeros 9 meses. Los motivos más importantes de fracaso entre las pacientes que participan en un programa de inseminación con semen de donante incluyen el abandono y anormalidades de fertilidad de las mismas.